miércoles, 7 de abril de 2010

Durante la guerra de la Independencia, al general Goyeneche, estratega del terror del ejército realista, se le recomienda la misión de aplastar los focos subversivos que se expandieron desde Cochabamba hasta el río de La Plata. A fines de 1811, el “pacificador” Goyeneche derrota a los cochabambinos en los campos de Kewiñal y Quirquiavi. Goyeneche buscaba a Esteban Arze frenéticamente. En la víspera del Corpus Christi de 1812, se enfrentaron a los matones de Goyeneche (quienes realizaban abusivos allanamientos agrediendo a niños y mujeres en sus propios hogares). La acción de ellas tenía el propósito de proteger a las tropas de Esteban Arze que se hallaban, clandestinas, rearticulando sus fuerzas tras la derrota de Pocona. Encabezadas por la anciana invidente Manuela Gandarillas y la esposa de Esteban Arze, Manuela Rodríguez, las madres cochabambinas, bajo un lema tan doméstico y aguerrido a la vez: “¡Nuestro hogar es sagrado!”, se reunieron en la Catedral y se dirigieron en romería hacia la colina, llevando en andas la imagen de la Virgen de la Merced, con el fin de bloquear la entrada de Goyeneche que venía en persona desde Tarata tras buscar infructuosamente a Esteban Arze.

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